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BUENOS AIRES, LA CIUDAD DE LOS OBSTÁCULOS URBANOS.

“Donde hay una necesidad, hay un derecho”, “Si no hay rampa, no hay camino”, “Defiendan mi autonomía”, “Quiero estudiar, necesito entrar” y “Un par de escalones te arruinan una cita”, entre otras frases, podían leerse en letras negras sobre fondo amarillo. Una larga fila de sillas de ruedas vacías servía de sostén a los carteles que, al igual que ellas, esperaban el inicio de la acción. 


La Plaza Houssay- Avenida Córdoba, esquina Uriburu- fue el lugar elegido por los miembros de la ONG Acceso Ya como punto de encuentro. Un amenazante cielo gris cubría el asfalto porteño. Sin embargo, más de un centenar de personas con y sin movilidad reducida, dispuestas a desafiar tanto a las condiciones climáticas desfavorables como a las barreras arquitectónicas presentes en la ciudad, participaron de la décima segunda edición de este ya tradicional Rallydad. 


Este particular Rally en silla de ruedas que, además de conmemorar el Día Nacional de la Accesibilidad, busca visibilizar los obstáculos urbanos y en el transporte a los que una persona con discapacidad motriz debe enfrentarse a diario, largó por la Avenida Córdoba hacia la Facultad de Ciencias Económicas (UBA) y los primeros inconvenientes con los que se encontraron los “corredores” fueron el mal estado de las rampas y veredas, y la falta de señalética que indicase el ingreso accesible al edificio de Económicas. 


“Me parece de suma importancia ponernos en el lugar del otro para vivenciar las dificultades que atraviesan día a día las personas con movilidad reducida. Más allá de los avances que se dieron en los últimos años, tenemos que seguir accionando hasta lograr una ciudad verdadera e íntegramente accesible para todos”, expresó Valeria Gasa, mamá adoptiva de un niño con discapacidad, respecto a la necesidad de contar con un entorno inclusivo. 


El recorrido continuó hasta la Escuela Pública N° 1 Alicia Moreau que, gracias a una acción de amparo presentada por Acceso Ya en 2009- fue apelada y la sentencia quedó firme recién en 2012-, cuenta con las condiciones de accesibilidad para recibir a alumnos con deficiencia motora. 


El siguiente tramo del trayecto incluyó tres lugares inaccesibles. Primeramente, los participantes se detuvieron frente a la Casa de la Provincia de Catamarca para mostrar cómo un escalón en el ingreso al edificio le impedía a una persona usuaria de silla de ruedas realizar una consulta. Luego, siguieron hasta las escuelas públicas Normal Superior N° 1 Lenguas Vivas y el Liceo Nº4 Remedios de Escalada de San Martín. Ambos establecimientos educativos carecen de las condiciones básicas de accesibilidad- rampa en la entrada y baños adaptados- y en consecuencia, vulneran el derecho al acceso a la educación de niños y jóvenes con movilidad reducida.


“Siento bronca, impotencia y vulnerabilidad. La sociedad está llena de obstáculos y trampas difíciles de sortear y sin la ayuda de otro es imposible circular”, aseguró Lorena Matus mientras experimentaba por unos minutos las sensaciones y dificultades de desplazarse en silla de ruedas por las calles porteñas. 


La última parada del circuito, previa pasada por una reconocida cadena de comidas rápidas inaccesible, fue la Estación Facultad de Medicina de la Línea D de subtes que si bien cuenta con un ascensor para el ascenso y descenso de personas con movilidad reducida, éste regularmente está fuera de servicio. Esa es solo una muestra de otro gran problema que persiste en la ciudad, pese a haberse cumplido 24 años de la sanción de la Ley Nacional de Accesibilidad, los servicios de transporte público continúan sin realizar las adecuaciones necesarias para ser funcionales a todos los ciudadanos. 


El grupo de percusión Cafundó le puso música y color al cierre de una jornada que, una vez más, como hace doce años, mostró lo mucho que resta por hacer para lograr una ciudad sin barreras.