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EDUCACIÓN SUPERIOR ACCESIBLE YA.

La ausencia de condiciones básicas  de accesibilidad en las instituciones educativas -rampa de ingreso, baños adaptados y ascensores que garanticen el libre ascenso y descenso de las personas con movilidad reducida a todos los sectores del establecimiento- constituye  porque vulnera un derecho inherente a todos los seres humanos, sea cual fuere su condición física: el libre acceso a la educación en todos sus niveles.


La imposibilidad de acceder y circular por sus propios medios dentro de cualquier establecimiento académico produce efectos negativos de distinta índole a lo largo del desarrollo personal de una persona. No es la misma subjetividad la de un niño, un adolescente o un joven-adulto que desea capacitarse de manera formal o informal, a través del estudio de una carrera terciaria/universitaria o a través del aprendizaje de un oficio.


“Ante la falta de oferta laborales al terminar la carrera de periodismo deportivo en TEA -instituto que, a los pocos días de haber ingresado, fue íntegramente adaptado a mis necesidades-, decidí continuar capacitándome en el área relacionada a los medios de comunicación. Pero no resultó fácil porque los lugares elegidos para hacerlo eran -y siguen siendo- completamente inaccesibles. No pude estudiar en la escuela de comunicación ETER ni tampoco en el ISEC. Así fue como, con mi frustración a cuestas, llegué al Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica donde, finalmente, logré continuar mi aprendizaje pero, aún hoy, después de tres años, e incluso con la intervención de Acceso Ya, sigo luchando para que el instituto sea cien por ciento accesible”, contó Analía Barone, voluntaria de la organización desde fines de 2012, que se apoya en un andador.


Las instituciones terciarias son lugares en donde se enseñan carreras u oficios que van desde electricidad hasta turismo, pasando por gastronomía, costura, periodismo, locución, fotografía, y muchos otros. Esta capacitación es fundamental para las personas con movilidad reducida porque -de ser posible- pueden trabajar por su cuenta, sin estar sujetos a lugares y horarios determinados.

 

Cada vez son más las personas comprometidas con la temática de la accesibilidad. Acceso Ya recibe a diario denuncias no sólo de personas con discapacidad motriz y sus allegados, sino también de personas sin dificultades físicas que empezaron a prestar atención a las barreras urbanas de la ciudad, con las que deben lidiar permanentemente quienes se desplazan en ruedas o apoyados en un andador o bastón.

Por ellos sabemos, por ejemplo, que las siguientes instituciones no cuentan con baño adaptado- con capacidad para el cómodo ingreso de la silla de ruedas y barrales de apoyo- algo indispensable para la permanencia, por varias horas, de una persona con movilidad reducida en un lugar: el Instituto Superior Marista (profesorado), el Instituto ICEA (psicopedagogía, grafología y otros), la Escuela de Música de Buenos Aires, la Fundación Docencia e Investigación para la Salud (laboratorio, radiología), entre muchos otros.


A esta lista debemos sumarle, además, aquellos establecimientos íntegramente inaccesibles, entre los que figuran: el Instituto Superior de Ciencias de la Salud, el Instituto Don Bosco, el Instituto Kline, el Instituto Eduardo Mallea, el Instituto Septimito Walsh y la Escuela de Artes Gráficas que, según nos informó, prevé “a largo plazo” la adecuación total del establecimiento.


Es necesario que el tema de la falta de accesibilidad en los establecimientos educativos se instale de manera real, concreta y definitiva en la agenda pública. Por lógica y sentido de justicia, la adecuación total de estos edificios debe ser prioridad para las autoridades responsables y también para los medios de comunicación.