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EL LUGAR REAL DEL OTRO.

“Es necesario entender que todos, más allá de las características individuales de cada uno, tenemos los mismos derechos”, expresó el actor Leonardo Sbaraglia en el evento organizado por Acceso Ya, donde fue reconocido por su trabajo en la película “Al final del Tunel”, dirigida por Rodrigo Grande.


Lo que queda claro al ver la película es que a Joaquín, nada le impide cumplir sus objetivos. Joaquín es el personaje en el que se luce Leonardo Sbaraglia y usa silla de ruedas. En el filme dirigido por Rodrigo Grande, esta característica suma dramatismo al relato pero no es un obstáculo a la hora de concretar los planes del protagonista. En ese sentido la interpretación de Sbaraglia suma realismo, y su personaje, supera las expectativas tanto en la historia que cuenta, como en la vivencia que ofrece, desde la ficción, a los espectadores. La vida ‘en silla de ruedas’, parece decirnos el film, a través de la interpretación de Sbaraglia y del guión escrito por Rodrigo Grande, puede abarcar cada una de las tonalidades del mundo real.


La serie televisiva “Tiempo Final” producida por BBTV y Telefe Contenidos, fue el trabajo que acercó a Sbaraglia, por primera vez, a la temática de la discapacidad motriz. Allí, en el episodio “El Plomero”, personificó a Bruno, un joven profesional que se desplazaba en silla de ruedas. En abril pasado, 16 años después de aquella experiencia, volvió a realizar el papel de una persona con movilidad reducida. Protagonista de la película “Al final del túnel”, esta vez, Sbaraglia encarnó a Joaquín. Un hombre que, pese a movilizarse en silla de ruedas, logra no solo desbaratar a una banda de delincuentes que planeaba asaltar un banco, sino… varias cosas más.


Acceso Ya, una Organización No Gubernamental (ONG) que trabaja en defensa del derecho al acceso físico para las personas con movilidad reducida organizó un reconocimiento a los hacedores del film, a mediados de mayo, en Espacio MODOS, del barrio de Palermo.


La jornada contó con una proyección privada del filme. A fin de destacar que esta coproducción argentino-española se posiciona como una referencia ineludible a la hora de considerar producciones cinematográficas capaces de interpretar la problemática de la discapacidad motora con una sólida consciencia de integración en los distintos ámbitos de desarrollo social. Al finalizar la proyección, en una entrevista abierta de la que participaron tanto las autoridades de la entidad como el público presente, y al ser consultado acerca de lo que significó interpretar el papel de Joaquín, Sbaraglia expresó: “Fue una experiencia muy rica a nivel humano porque, si bien los actores tenemos siempre la posibilidad de atravesar con nuestro propio cuerpo las vivencias del personaje al cual estamos representando; en esta oportunidad, sentí la responsabilidad moral de tener que lograr una interpretación verosímil para que las personas con discapacidad física, al ver la película, pudiesen sentirse reflejadas”.


Al referirse al mensaje que deja la película, en tanto, Sbaraglia aseguró que: “La película no constituye un análisis sociológico de lo que es una persona con discapacidad motriz puede o no hacer, pero es muy lindo que el héroe, a pesar de estar en una silla de ruedas, pueda demostrar cualidades como la habilidad, la fuerza, la valentía y el coraje”. Además, agregó: “Es necesario entender que todos, más allá de las características individuales de cada uno, tenemos los mismos derechos y eso es algo que como seres humanos debemos respetar”.


El actor consideró además, muy importante que: “El público en general, por ese ratito que dura la historia por lo menos, pueda ponerse en el lugar de Joaquín, porque en las distintas expresiones artísticas, muchas veces, se dan por sentadas determinadas situaciones y es difícil ponerse en el lugar real del otro”.


Por último, Sbaraglia, contó detalles sobre la etapa de preparación del personaje que protagonizó: “Fueron tres meses y medio de un entrenamiento en el cual, ayudado por dos personas que se trasladan cotidianamente en silla de ruedas, tuve que aprender a manejarla. Francisco Siquot e Inés Hernández me enseñaron, por ejemplo, como tirarme de la silla y como volver a subirme, como bajar las escaleras, como subir las rampas, como perder el miedo a sentir que te vas permanentemente para atrás”, relató. Y enseguida añadió una reflexión acerca de la importancia de que las rampas estén bien hechas: “Al sentarme en una silla de ruedas me di cuenta de que, muchas veces, hasta es complicado cruzar la calle porque aunque haya rampas en las esquinas, si no tienen la pendiente adecuada, no pueden utilizarse”, señaló.