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HISTORIAS DE ACCESO: EL MALBA, UN ESPACIO ARTÍSTICO PENSADO PARA TODOS. POR MAILEN MARADEI

El pasado 24 de abril concluyó la 18va edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) que tuvo sus sedes en distintos complejos artísticos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.). Este es uno de los eventos cinéfilos más importantes de la Argentina y, en cada edición, su programación propone a los espectadores una amplia variedad de funciones, muestras fotográficas y charlas con los protagonistas.


Cada año, antes de concurrir a una función, debo averiguar acerca del principal interrogante que el inicio del festival me genera: ¿Los espacios afectados al BAFICI serán accesibles? ¿Podré desplazarme con autonomía, seguridad y comodidad? ¿Habrá baños adaptados? ¿Y ascensores? A todas estas preguntas, se suman otras como la elección del día, el horario y la película en cuestión pero que, en realidad, son menores frente a la incertidumbre por saber si las distintas sedes del festival cuentan con las condiciones de accesibilidad necesarias para que pueda ingresar, movilizarme y permanecer por mis propios medios.


Este año, cuando miré la programación del BAFICI, me sorprendí al ver que la mayoría de los complejos artísticos destinados a tal fin eran accesibles. Algo que en otras oportunidades no me había sucedido. Muchas veces, en vez de decidir en relación a mis gustos y a mis intereses personales qué película ver, tuve que hacerlo en función de la accesibilidad de las salas.


El festival, en esta ocasión, contó con veintisiete sedes de las cuales nueve- el Centro Cultural Recoleta, el Village Recoleta, el Village Caballito, el Espacio INCAA, el Teatro Colón, el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires "Galileo Galilei", el MALBA, la Fundación Proa y el Centro Cultural Carlos Gardel- poseen condiciones de accesibilidad. Si bien, en comparación con el total de lugares asignados al evento, el número continúa siendo menor; para quienes tenemos movilidad reducida representa una más amplia gama de posibilidades para ver.


El clima acompañó para disfrutar de un día de cine así que concurrí al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA)- ubicado en la Avenida Figueroa Alcorta 3415, en el barrio porteño de Palermo- a disfrutar de una tarde de películas. Allí, la rampa de acceso al predio, la amplitud del mismo, la existencia de ascensores y de baños adaptados hicieron que pudiera desplazarme con absoluta autonomía e independencia en un espacio íntegramente adaptado para quienes transitamos sobre una silla de ruedas.


Sin embargo, pese a esta favorable experiencia, es sabido que aún queda un largo camino por recorrer para lograr que las distintas sedes de éste y todos los festivales artísticos del país cuenten con las correspondientes condiciones de accesibilidad edilicia. Así mismo, para llegar a cada centro cultural, es indispensable poder contar con medios de transporte público adecuados a nuestras necesidades físicas.