Please enable JS

HISTORIAS DE ACCESO: GRACIELA BENTIVOGLIO. POR MAILÉN MARADEI

Hace unas semanas Acceso Ya realizó un video para concientizar sobre las barreras arquitectónicas que existen en los transportes públicos y las consecuencias que acarrea en la vida de una persona con discapacidad: Llegar siempre tarde o no poder ir a ningún lado. Estudiar, salir, volver a casa o ir a trabajar son actividades muy difíciles de cumplir si el entorno no es accesible. Una situación así le sucede a Graciela Bentivoglio en la localidad cordobesa de Alta Gracia, donde la accesibilidad es nula y no puede ejercer su profesión.


Graciela Bentivoglio tiene 54 años, es abogada y madre de dos hijos de 12 y 14 años. A los 9 meses de su nacimiento, le diagnosticaron parálisis infantil, y desde ese momento, Graciela utiliza muletas y trata de llevar una vida independiente. “En mi casa, no me permitían decir “no puedo” y me las ingenié para ser autosuficiente. Tuve a mis hijos y siempre los cambié y los llevé al médico. Cuando quedé embarazada lloré y mi hermana me decía “yo los voy a llevar al médico”, pero yo no quería eso y me arreglé como pude”, le contó esta abogada a Acceso Ya.


Graciela Bentivoglio empezó su carrera en los tribunales de Córdoba donde la accesibilidad era relativamente buena, pero por cuestiones familiares en 1995 se mudó a La Bolsa, localidad que queda a 16 kilómetros de Alta Gracia, y comenzó a litigar en los tribunales de este lugar.


La independencia que había alcanzado se complicó cuando llegó a este municipio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2000. “Humanidad” que no se refleja en sus edificios: “Alta Gracia es una ciudad con características turísticas y ha sido elegida como Patrimonio de la Humanidad, por lo tanto, sus edificios son monumentos históricos y no tienen demasiadas reformas, ése es un obstáculo importante que yo respeto y con el que no tenía problemas mientras permanecí callada”, dijo la abogada.


El edificio de Tribunales donde funcionan los juzgados y las secretarías adonde acude Graciela poseen barreras arquitectónicas. Luego de muchos reclamos logró que el Colegio de Abogados de Alta Gracia instalará una baranda en el acceso de las escaleras pero ella no la puede usar porque es inestable, por lo que instalaron otra entrada que posee una rampa con una pendiente pronunciada y una puerta con resorte. “Este año, pusieron una rampa con una inclinación imposible de subir, tiene ladrillos en los costados que en los días lluviosos se ponen resbaladizos y es un peligro total para mí. Ahora, también tengo que luchar con la traba de la puerta”, dijo.


Para Graciela, ingresar por estas entradas implica un gran esfuerzo por lo que desde el Centro de Administración del Tribunal implementaron una “solución”: “Tengo que pasar por tres oficinas internas y por el despacho del juez y de ahí, ir donde atienden al público. Le explique a la Directora del Centro de Administración de Tribunales que no me sentía bien en esas condiciones. Me costó decirles que esto no era una solución para mí pero no me sentía bien interrumpiendo al juez”, señaló.


Además de los problemas en el acceso, Graciela también debe luchar por el desplazamiento en el interior del edificio: “El baño de discapacitados está apartado, tengo que subir y bajar escalones. Tiene una puerta finita sobre dos escalones altos y un espacio reducido, hay que esquivar el inodoro para cerrar la puerta. Yo hicé un montón de reclamos y toda la gente me dice lo mismo; ¡qué vergüenza!”. Estos obstáculos le impiden a Graciela desarrollar su actividad profesional ya que cuando las condiciones climáticas no ayudan, debe postergar su trabajo. “Los días de lluvia o de humedad no puedo ir a trabajar. Hago un esfuerzo para caminar impresionante pero me resbaló y es peligroso. Siempre me gustó estar a la par de los demás y sortear todos los obstáculos pero tengo que lidiar con la terrible inaccesibilidad de los edificios de Alta Gracia” cuenta.


El caso de Graciela Bentivoglio es uno de los tantos que se presentan en todo el país y que demuestran que todavía la accesibilidad no se alcanzó en su plenitud. Al finalizar la entrevista, Graciela comenta que todos los años se inscribe para ser abogada voluntaria para ayudar a las personas sin recursos y colaborar con el municipio aunque no cuente con las condiciones de accesibilidad para desarrollar su profesión.