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LA ACCESIBILIDAD EDILICIA COMO FACILITADORA DE OPORTUNIDADES

Nuestros saberes no se restringen únicamente a los conocimientos aprendidos y aprehendidos en los distintos niveles educativos que alcanzamos, durante los años invertidos en las aulas, sino que están conformados también por las posibilidades de acercamiento e interacción que tengamos en relación a distintas propuestas culturales. Sin embargo, lamentablemente, como sucede en muchos otros ámbitos por donde circula nuestra vida social, las personas con movilidad reducida, en reiteradas ocasiones, supeditamos el acceso a bienes culturales como el cine, el teatro, las exposiciones en museos o los conciertos musicales, entre otros espectáculos artísticos, a las condiciones de accesibilidad de los distintos recintos en los que se desarrollan.


La existencia o no de una rampa en los ingresos, un baño adaptado y un ascensor o plataforma elevadora que conecte todos los espacios, tanto de manera vertical como horizontal, constituye un factor determinante a la hora de brindarnos o quitarnos tiempo y oportunidades. Posibilidades que no solamente están vinculadas a momentos de ocio, sino también aquellas relacionadas a actividades laborales.


Como parte de una de las actividades que realizamos con los jóvenes de “Radio en Construcción” –programa de radio inclusivo, realizado por jóvenes y adultos con discapacidad-, hace unos meses, junto a mi compañero en la coordinación del proyecto, les propusimos a los chicos visitar el Museo del Libro y de la Lengua, donde no solo pudimos disfrutar de un fascinante recorrido por la historia de nuestros libros y nuestras editoriales sino también de un espacio íntegramente pensado para la concurrencia del público con movilidad reducida.


Ubicado en la Avenida Las Heras 2555, en el barrio de Recoleta, el edificio –un museo anexo a la Biblioteca Nacional de la República Argentina-, inaugurado en 2011, cuenta con una entrada a nivel, un baño adaptado en la Planta Baja y una rampa que conecta el interior de las instalaciones con un jardín en la parte trasera. Además, posee dos ascensores que garantizan la conexión entre la planta superior e inferior. Por ende, tanto a nivel personal como laboral, la experiencia fue sumamente satisfactoria porque, a diferencia de lo que ocurre en otras ocasiones, solo tuve que ocuparme de acompañar a los jóvenes durante la exposición. Sin la preocupación que implica el hecho de no saber si vas a poder acceder o no a un determinado espacio.