Viajar siempre es una experiencia enriquecedora. Hay quienes viajan por trabajo, otros lo hacen por estudio y otros, simplemente, por placer. Viajar significa conocer otros lugares, otras personas, otras costumbres, otras historias. Para una persona con movilidad reducida, sin embargo, organizar un viaje no resulta una actividad sencilla porque, entre otras cosas, al planearlo implica realizar un minucioso estudio del lugar al que se desea ir en relación al grado de accesibilidad edilicia que posee y a las barreras arquitectónicas y urbanas que presenta.
Con el propósito de promover una planificación de viajes que contemplen la plena inclusión, desde lo funcional y psicológico, de las personas con movilidad reducida, y en concordancia con el principio de accesibilidad de la Ley Nacional de Turismo, el Ministerio de Turismo de la Nación lleva adelante el Directrices de Accesibilidad que consiste en brindar capacitación y asesoramiento a los prestadores de servicios turísticos, tanto del ámbito públicos como privado.
Los referentes de las organizaciones de los distintos destinos turísticos, durante ocho meses, realizan talleres vivenciales en los que se sitúan en el lugar de una persona con movilidad reducida para entender y comprender mucho más acerca de la importancia de que todos los espacios cuenten con las condiciones de accesibilidad necesaria para garantizar a los visitantes con dificultades motrices el ingreso, permanencia y circulación, de manera autónoma, cómoda y segura. Porque no se trata de hacer accesible únicamente los complejos hoteleros, sino también los parques temáticos, termas, balnearios, predios deportivo- recreativos, centros invernales y de esquí, restaurantes, teatros, cines y museos, áreas naturales y centros de información turística, entre otros lugares.
En línea con el trabajo que lleva a cabo el Ministerio de Turismo de La Nación, la provincia de Entre Ríos incorporó sillas de ruedas anfibias con el objetivo de fomentar el turismo accesible e inclusivo. Como parte del Programa Consejo de la Demanda de Actores Sociales (Procodas) de Nación –implementado en 2015-, el Instituto Provincial de Discapacidad (Iprodi) y la Facultad de la Vida y la Salud de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), trabajaron conjuntamente en el diseño y fabricación de las cinco unidades que permiten el acceso de las personas con movilidad reducida a la arena y al agua.
Al inicio de la temporada de verano 2017-2018, la primera silla de ruedas anfibia fue entregada en comodato al balneario de Valle María porque en la costa del Paraná no había ningún balneario accesible.