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PAGAR PARA NO VER.

Camila Albornoz, una usuaria de silla de ruedas, y su acompañante abonaron dos entradas al cine pero, de no ser la amabilidad de algunos de los espectadores presentes en la sala, no habrían podido disfrutar de la función que se disponían a ver. El hecho ocurrió en el Complejo de cines CINEMARK, ubicado en la calle Berutti 3399, en el barrio porteño de Palermo; en octubre de 2015. 


La acompañante de Camila, al percatarse de que los espacios reservados para personas con discapacidad se encontraban en la primera fila, lugar que nunca se comercializa debido a que su proximidad a la pantalla impide que la proyección pueda observarse cómodamente, solicitó que se le asignaran otros asientos y como el acceso a los mismos es íntegramente escalonado, de abajo hacia arriba, Camila debió ser alzada por personas que, al ver tan incómoda situación, se ofrecieron a ayudarla. 


Acceso Ya, tras recibir la denuncia, corroboró que el Complejo Cinemark cuenta con diez salas de proyección y que se accede a las butacas de las mismas únicamente por escaleras. Asimismo, el relevamiento realizado por los miembros de la ONG confirmó que todas ellas poseen los lugares reservados para espectadores con movilidad reducida en la fila uno. Dicha ubicación, además, de encontrarse extremadamente cerca de la pantalla; constituye un espacio segregado del resto de los concurrentes y su comercialización está prohibida por las normas vigentes. 


La pericia en arquitectura RATIFICO LAS CONDICIONES DE INACCESIBLIDAD EN TODAS Y CADA UNA DE LAS SALAS DEL COMPLEJO. Por ende, sólo resta esperar que el juez que interviene en la causa, que es llevada adelante por el Juzgado Civil Nro. 16 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.), a cargo del Dr. Javier Humberto Fernández; falle a favor de los derechos de las personas con discapacidad y ordene al cine la adaptación de todas sus salas.