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SENTIMOS QUE NO ÉRAMOS BIENVENIDOS EN ESE LUGAR.

Nadie en esta vida tiene nada comprado. Todos, en algún momento, por distintas circunstancias, podemos tener movilidad reducida y necesitar rampas en los ingresos, ascensores o plataformas elevadoras y baños adaptados”, reflexiona Ana Gromik. Ana es mamá de Santiago, un adolescente (14 años), con Mielomelingocele -una malformación congénita que afecta la columna vertebral, debido a que no se cierra del todo antes del nacimiento y en consecuencia, no manda al cerebro la cantidad de líquido raquídeo suficiente-, que se desplaza en silla de ruedas.


Tras haber visitado La República de los Niños, un predio de 53 hectáreas ubicado en Camino General Belgrano y esquina Calle 500, en la localidad de Manuel Gonnet, La Plata, ella y su hijo denunciaron en Acceso Ya la escasez y el mal estado de las condiciones de accesibilidad de este inmenso parque educativo que, por sus edificios de interés y sus diferentes sectores de entretenimientos, es considerado el primer parque temático de América dedicado a los más pequeños de la familia. Como su nombre lo indica es una República para los niños, con instituciones como la Casa de Gobierno, Palacio de Justicia, escuela, teatro, aeropuerto, iglesia, restaurantes y hoteles, entre otras.


Los ingresos a muchas de las instituciones que allí se emulaban, lamentablemente, cuentan con rampas de chapa, con pendientes súper empinadas y resbalosas. A Santiago tuvimos que ayudarlo a subir y, aún con asistencia, fue dificultoso porque nosotros también nos patinamos”, explica indignada Ana. Y agrega que “muchas de las rampas tampoco tenían la barandas laterales a ambos costados”.


Hay una profunda tristeza en los ojos de Ana. Siente impotencia por no poder hacer algo ahora mismo, en este mismo instante, para que su hijo no se sienta diferente. “Sentimos la pésima construcción de esas rampas como una burla hacia nuestro hijo y hacia todas las personas con movilidad reducida. Sentimos que no éramos bienvenidos en ese lugar”, afirma Ana sin poder evitar la emoción. “Además -continúa la mujer- una piensa que, sin ayuda de alguien, ellos no pueden acceder por sus propios medios”. Y es justamente ahí, en la falta de autonomía, en donde radica uno de los mayores problemas vinculados a la falta de accesibilidad. Porque un espacio repleto de barreras arquitectónicas y urbanas, como sucede con La República de los Niños, priva a las personas con movilidad reducida de la posibilidad de vivir de manera independiente y en las mismas condiciones de seguridad y comodidad que el resto de los ciudadanos.


No tengo la menor idea señora, debería haber un baño adaptado pero no sé dónde hay”, fue la inexplicable respuesta que recibió Ana, de parte del personal que trabaja en el predio, al consultar sobre la ubicación del sanitario para personas con discapacidad.


Ausencia de juegos y baños adaptados, veredas rotas y rampas en malas condiciones, entre otros factores, son la repudiable síntesis de un lugar de recreación y esparcimiento que, pese a haber sido recientemente reacondicionado -el presidente de la Nación, Mauricio Macri, y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, inauguraron obras por 90 millones de pesos- no cumple con la Ley Nacional de Accesibilidad vigente, que garantiza el derecho a gozar de un entorno libre de barreras arquitectónicas, urbanas y el transporte. Y en consecuencia, no considera a las personas con movilidad reducida, especialmente a los niños y adultos mayores, como posible público visitante.


Para el final, a modo de reflexión, solo quedan estos dos interrogantes ¿Quiénes son las autoridades responsables de seguir a habilitando espacios inaccesibles? ¿Cómo puede un niño con movilidad reducida crecer y desarrollar el máximo de sus potencialidades si es privado de su derecho a jugar y adquirir conocimientos por falta de accesibilidad?