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SI LOS MECANISMOS DE ACCESIBILIDAD NO FUNCIONAN, EL LUGAR SE VUELVE INACCESIBLE.

Siento mucha impotencia e indignación por lo que sucedió, pero sobre todo mucha tristeza porque, como persona con discapacidad y futura abogada, desconfío del sistema jurídico legislativo”, expresa Melody Escudero, una voluntaria de Acceso Ya, que se desplaza en silla de ruedas motorizada, respecto de la lamentable situación que vivió, hace unos días, en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.).


Ubicado entre las calles Hipólito Yrigoyen, Avenida Presidente Julio Argentino Roca -más conocida como Diagonal Sur- y Perú, el Palacio Ayerza o Palacio de la Legislatura tiene dos entradas. Una charla abierta sobre discapacidad fue lo que motivó a Melody a acercarse hasta el lugar, jamás imaginó lo que le sucedería después. La falta de mantenimiento de las plataformas elevadoras y el desinterés de los empleados por saber cuál o cuáles de ellas estaban en funcionamiento derivaron en que, una vez finalizado el encuentro, la joven tuviera que permanecer encerrada en el edificio por un espacio de aproximadamente tres cuatros de hora.


Al momento de irme, me dirigí a la misma entrada por la que había ingresado, la que está por Hipólito Yrigoyen, porque el elevador de la entrada principal -Perú 160- estaba fuera de servicio. Tuve que pedir ayuda porque, para mi desagradable sorpresa, la puerta estaba cerrada. Después de unos minutos, me abrieron y, tras superar un desnivel bastante pronunciado, accedí al elevador. Pero, ahora, éste tampoco funcionaba”, cuenta Melody acerca de la odisea que tuvo que pasar para realizar una tarea tan simple y sencilla como retirarse de un lugar. “Personal de mantenimiento se ofreció a ayudarme a salir por otra entrada, que posee dos escalones sumamente elevados, pero es imposible porque me expongo a sufrir una caída o que mi silla de ruedas motorizada -pesa 120 kilos- se rompa”, explica. Y agrega que “al cabo de un buen rato, apareció otra persona que me informó que la plataforma elevadora que se encuentra por la calle Perú funcionaba con normalidad”.


Finalmente, tras casi una hora de total incertidumbre, Melody pudo abandonar la Legislatura Porteña. “Acudo a Acceso Ya para que otras personas con movilidad reducida no tengan que pasar por un momento tan feo como el tuve que atravesar”, señala esperanzada. Melody, al igual que otras personas con movilidad reducida, mantiene viva la esperanza de que algún día, no muy lejano, la ausencia de condiciones de accesibilidad en buen estado -rampas en los accesos, ascensores o plataformas elevadoras y baños adaptados- sea solo un mal recuerdo del pasado y no un impedimento para poder tener una vida social activa y desarrollar al máximos sus potencialidades.