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Higiene y accesibilidad, dos cuestiones para pensar en una ciudad post-pandemia. Por Mailen Maradei

Recomendaciones, cuidados y consejos para prevenir el COVID-19 abundan por todos lados en estos días. Pensar en la higiene y los cuidados necesarios para prevenirlo también implica reflexionar sobre la forma en que se extenderán estos hábitos luego de la pandemia ante una ciudad inaccesible. En esta nota, cuatro voluntarias de Acceso Ya contaron cuáles son los cuidamos que están tomando en esta situación, cuáles se convertirán en hábitos luego de que todo pase y si los podrán mantener en un ámbito poco inclusivo como la ciudad.

Hace algunos días, Acceso Ya publicó un flyer realizado por Juan José Santillán donde se podían ver las características que requiere un baño accesible. Este flyer evidenció que las personas usuarias de silla de ruedas estamos en contacto permanente con las ruedas. La silla es nuestra herramienta para movilizarnos en la calle y en nuestras casas. Eso implica que debemos tener cierta higiene porque todo el tiempo las ruedas están en contacto con las bacterias o residuos del piso. En ese sentido, poder contar con un baño accesible para higienizarnos forma parte del paisaje de cada día. Y aún más en tiempos de pandemia.

Alcohol en gel, el uso de guantes, tapabocas y desinfectante se convirtieron en el kit fundamental para salir a la calle en tiempos de pandemia. “Cuando salgo, utilizo tapabocas y guantes ya que mis manos están en constante contacto con las ruedas de la silla. También, incorporé ciertos hábitos en la limpieza de mi silla; le rocío alcohol diluido y le desinfecto las ruedas con un trapo o toallita desinfectante”, cuenta Mili Shaw, voluntaria de Acceso Ya.

En la misma sintonía, Sofía Bernasconi, voluntaria de Acceso Ya, cuenta: “Incorporé el uso del barbijo y me aseguro de tener alcohol en gel conmigo cada vez que salgo”. Lo mismo le ocurre a Mariana Gallo, voluntaria de Acceso Ya, quien afirma que cuando sale lleva “un spray con agua y lavandina para limpiar las ruedas y alcohol en gel para rociar el volante del auto”.

Este escenario donde se extremaron los cuidados va a permanecer durante mucho tiempo. Ahora bien, ¿Cómo pensar en el mantenimiento de estos cuidados en una ciudad post-pandemia? En la actualidad, hay muchísimos lugares que todavía no cuentan con baños adaptados. Entonces, una vez más vuelve a ser primordial contar con accesibilidad. “La inaccesibilidad incide muchísimo en que podamos cuidarnos al salir a la calle. Si no hay accesibilidad, se necesita la ayuda de un tercero que se tiene que acercar más de lo recomendado para ayudar y también tocar la silla que posiblemente también toquemos nosotrxs”, afirma Mili Shaw.

A su vez, influye en la pérdida de autonomía. En ese sentido, Cristina Block expresa: “Antes salía sola, ahora lo hago acompañada. Al tener que mantener distancia social, hace que a la hora de encontrar una barrera no pueda recibir ayuda. Perdes autonomía. Todavía no sé muy bien cómo voy a viajar en colectivo. Al principio, calculo que será acompañada”.

Ante este panorama, las recomendaciones brindadas se deben seguir al pie de la letra, pero también demuestran la desigualdad con la que nos enfrentamos las personas con discapacidad / diversidad funcional al transitar en la ciudad. “Aunque el lavado de manos se puede reemplazar con alcohol, seguimos en desigualdad de condiciones cuando se trata del acceso a un baño por la cantidad de barreras arquitectónicas que hay en la ciudad”, dice Sofía Bernasconi.

Por ahora, queda resguardarnos en nuestras casas para cuidarnos entre todes. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la accesibilidad es un derecho que debería estar siempre. Y pensar en una ciudad post-pandemia implica pensar el modo en que cada ciudadane habita y convive en la ciudad.